¿Qué significa la Educación Inclusiva? ¿Cuál es su finalidad educativa, los valores que sustenta? La Educación Inclusiva es educar en y para la diversidad, donde la escuela debe reestructurarse y reorganizarse para poder atender a todos y cada uno de los alumnos; cuyos docentes planifican y desarrollan el currículum en base a la diversidad de alumnos del aula; es la educación que cuenta con los apoyos especializados para poder desarrollar estas prácticas, sin reemplazar la figura del docente. Es mirar una nueva forma de educación trasformada, donde todos los miembros son considerados personas valiosas, con sus diferencias y semejanzas, con posibilidades de enriquecerse en el intercambio con el otro, en grupos heterogéneos, donde todos se benefician en este aprendizaje compartido. Implica un cambio radical respecto al enfoque de la integración, donde se le exige al alumno que se adapte a una enseñanza colectiva y masificada. La Educación Inclusiva se centra en las modificaciones que desde la sociedad, la escuela, el docente, etc. deben realizarse para educar a todos. Redefine finalidades y valores educativos hacia la formación plena y armoniosa de los alumnos, y la construcción de una sociedad más justa, solidaria y equitativa, basada en el mutuo, la tolerancia y la no discriminación. Así, la Educación Inclusiva, como finalidad, es un ideal a alcanzar, y orienta y da sentido a la educación. Pero es de destacar que en las prácticas educativas puede ser reconocida, o no, en tanto sea una vivencia cotidiana en el aula, en el reconocimiento y atención a las diferencias y semejanzas entre todos los alumnos, en el ejercicio cotidiano de los valores. La Educación Inclusiva es un en construcción. La formación de los docentes de las escuelas regulares, en su mayoría, no están formados desde una concepción educativa que implique enseñar en la diversidad, con conocimientos y competencias para diversificar el currículum y atender a grupos heterogéneos del aula. La inclusión educativa es una conquista permanente que requiere, por un lado, de una legislación y políticas educativas claras, coherentes y, por otro lado, requiere de un cambio de prácticas y de de quienes están directamente involucrados en ella (funcionarios, familias, instituciones, directivos, docentes, profesionales) para poder modificar las prácticas educativas concretas. Es fundamental iniciar un proceso de transformación de las prácticas actuales, en donde: Implementar una Educación Inclusiva de calidad, que sea un derecho y un deber ejercido por todos, no es una tarea sencilla, pero es posible; más aún, es indispensable para el crecimiento de toda una comunidad educativa, de una sociedad. ¿QUÉ SON LOS VALORES?Los valores constituyen componentes esenciales en la vida de los seres humanos. La real Academia Española define "valor", desde la perspectiva filosófica, como cualidad que poseen algunas realidades, consideradas bienes, por lo cual son estimables. Los valores –o virtudes- son algo adquirido hasta el punto de convertirse en hábito, algo querido por la voluntad y que acaba siendo, también, objeto de deseo. Las actitudes son tendencias o predisposiciones relativamente estables de las personas actuar de cierta manera. Son la forma en que cada persona concreta su conducta de acuerdo con unos valores determinados. Así, son ejemplo de actitudes: cooperar con el grupo, ayudar a los compañeros, respetar el medio ambiente, participar en las tareas escolares, etc. Pueden manifestarse actitudes de tipo individual como grupal. Las normas son patrones o reglas de comportamiento que hay que seguir en determinadas situaciones, obligan a todos los miembros de un grupo social. Constituyen una forma pactada de concretar valores compartidos por un colectivo. Un ejemplo son las normas de convivencia que se establecen en las Instituciones Educativas y que aluden a valores que pueden manifestarse mediante actitudes. Los valores se expresan a través de las actitudes. Un valor – ejemplo la solidaridad – se revela en las actitudes de solidaridad, que incluyen entre sus componentes: comportamientos, valoraciones e intenciones. Los valores impregnan el hecho educativo y lo orientan, están presentes a lo largo y ancho del sistema educativo: las normas legales se fundamentan en unos principios y valores que las instituciones escolares asumen y expresan en las diferentes dimensiones de su planificación y sobre todo en su acción. A su vez estos valores reflejan las aspiraciones y necesidades de la sociedad puesto que ésta pone grandes expectativas en la escuela y exige no ser defraudada. Todas las elecciones que deben hacerse en educación -desde los contenidos, la metodología, la formación de los maestros- están basadas en la visión que esa sociedad tiene en un conjunto de valores. Los aspectos esenciales de los valores son: Los valores se adquieren en un proceso de interacción con los demás y en contextos diversos: familia, escuela y sociedad. La escuela como institución social debe enseñarles a las personas actitudes y valores que les sirvan para orientar su vida, para convivir con los demás y para contribuir individual y colectivamente a la consecución de una sociedad más justa y solidaria. De esta manera los educativos se convierten en la llave para la inclusión social y la convivencia en nuestra sociedad. Para que esto sea posible es imprescindible inculcarle unos valores éticos, unos valores humanos comunes a todas las culturas y a todos los tiempos. Estas afirmaciones nos introducen sobre qué valores debe trasmitir la escuela y cómo llevarlo a cabo. ¿Cómo se aprenden los valores y cómo se enseñan?El papel del maestro, sus actitudes, sus creencias, sus valores y sus expectativas son muy importantes en la formación del alumno: los maestros hacen mucho más que enseñar al niño una serie de cosas en el terreno intelectual o social ya que su propia conducta y la forma en la que están organizadas las actividades en la escuela están influyendo en la conducta del niño. Tampoco podemos olvidar el papel de la familia y la sociedad en la educación en valores. Los padres, los amigos, el contexto social y los medios de comunicación transmiten modelos de ser y estar. La escuela debe tenerlos en cuenta e interactuar con ellos para conocer su influencia y compartir metas, si es posible. La formación en valores de las nuevas generaciones es responsabilidad de todos y no sólo de la escuela a la que se culpa cuando se buscan responsables. LA ÉTICA DE LA INCLUSIÓNDado que la realidad compleja y multidimensional de la educación es en esencia un proceso de humanización y ya que el ser humano es su actor y sujeto, entonces la educación cabe en la dimensión de lo ético porque el acto educativo es también un acto humano. Será ético educar bien y para el bien, será ético ofrecer un proyecto de vida integrador, será ético la transmisión de los valores y los hábitos que hacen mejor a la persona y que le impulsan a su fin último, será ética la educación que derrumbe los muros de toda segregación, discriminación o distinción entre los seres humanos y asegure la ecuanimidad y la equidad. El tema de la inclusión permite enfoques interdisciplinarios desde donde se pueda dilucidar el mismo argumento con diferentes ángulos. Los cambios son parte del vivir contemporáneo; la sucesión inevitable de hechos, acontecimientos, modas, condiciones climáticas y otras , afectan ineludiblemente la vida de todas las sociedades. La escuela es de por si una casa, una comunidad, una sociedad, y está constituida fundamentalmente por seres individuales y personales, de ahí que la escuela sea también susceptible a los cambios y viva un imparable proceso continuo, de transformación y movimiento, se ve sujeta a traslaciones y rotaciones impredecibles, pero a la vez la escuela es el ámbito humano más retentivo de los valores, los relatos culturales y sociales más conservadores. La multiculturalidad, la pobreza, las limitaciones de oportunidades, las minorías lingüísticas, las discapacidades, los médicos, problemas psicológicos, la deserción escolar, entre otros, son llamados de atención a una pronta respuesta educativa de parte de la sociedad. Siendo la escuela la institución que por su naturaleza coadyuva a la familia y a la comunidad a llevar adelante la tarea formativa integral e integradora de las nuevas generaciones, la negación, negligencia o dilación en atender las demandas de inclusión y asimilación de diversos alumnos/as en sus recintos, se torna un desafío que toma un cariz ético cuando se trata de servir o no a una porción de la humanidad que se muestra frágil, vulnerable, en desventaja; reclamo ético que demanda ejercicio de la justicia educativa y recursos inspirados en el amor. Este es un espacio inédito para generar cambios y dinamismos creativos que demandan de la educación respuestas efectivas. Ante lo necesario, lo perentorio y lo importante de los retos de la inclusión aparece la exigencia de una respuesta proporcionada y coherente; la inclusión es éticamente la respuesta al fenómeno de la exclusión. A partir del encuentro internacional de la Conferencia Mundial de educación para Todos, en Jomtien (1990) y después en la Conferencia Mundial sobre Necesidades Educativas Especiales, en Salamanca (1994), se han ido haciendo esfuerzos muy honestos por crear escuelas inclusivas donde se ofrezcan medios ordinarios de atención a la diversidad de manera personalizada y . El concepto ético y antropológico que inspira esta iniciativa es el de igualdad para todos y el de la reciprocidad como una oportunidad de crecimiento y desarrollo para todos. El intercambio, la participación de todos los miembros de la comunidad escolar, el empeño por arquitectar un diseño educativo donde tenga cabida el intercambio recíproco entre las culturas, la complementariedad de los matices y diferencias encontradas en la pluralidad de los alumnos/as, la superación de preconcepciones y prejuicios xenofóbicos y el desplazamiento de una mal orientada conmiserativa hacia los más desventajados, todo esto genera un hábitat educativo constructivo y dinamizante. Ahí donde se da la inclusión se garantiza el que la educación en su día a día sea éticamente un camino continuo de liberación humana. Una vez asumidos los principios de la inclusión toda la institución, las familias y el entorno, han de emprender un proyecto ininterrumpido y sin reversabilidad donde cada sujeto implicado apuesta por lograr holísticamente la máxima meta de sí mismo poniendo no a otro como referencia y tasa de su proceso sino a sí mismo desde su individualidad antropológica, espiritual, psicológica, intelectual, comunicacional y moral. Todo lo que constituye la vida de una comunidad, expresa el sentir, la idiosincrasia, la fuerza y el genio de sus habitantes, los gozos y esperanzas de la gente, y se convierte en su conjunto en un espejo gestáltico de esa realidad humana con su compleja fragmentariedad y sus grandes o pequeñas proyecciones existenciales: sus melancolías, sus idealizaciones, sus relatos mágicos, sus anhelos y frustraciones y duelos. Nuevamente, en la escuela, la persona, esta vez la persona del educador/a, sigue siendo el nodo esencial de la respuesta ética que buscamos a un argumento de difícil planteamiento como es el de la inclusión escolar. Las escuelas con orientación inclusiva se deben asentar en tres pilares básicos: la participación activa de todos sus miembros (profesores, alumnos, familias, entorno social ) en la elaboración y desarrollo del proyecto educativo, la constitución de una comunidad educativa y el sentimiento de cada uno de pertenencia a la misma. Estas escuelas se fundamentan sobre valores sólidos enraizados en la comunidad que se manifiestan en las acciones de la misma, valores tales como equidad, participación, comunidad, compasión, respeto por la diversidad, honradez, derechos, alegría y sostenibilidad y libertad. Además de estos valores como propios de las escuelas inclusivas, el Índice de Inclusión, en la dimensión Culturas, promueve la creación de una comunidad inclusiva, acogedora y colaboradora, se pretende también desarrollar en la escuela valores inclusivos. De la lectura de la sección 2, de dicha dimensión: Establecer valores inclusivos pueden extraerse otros valores, también básicos, como colaboración, apoyo, ayuda, aceptación y tolerancia. Cada escuela debe definir sus valores; esta tarea requiere diálogo, reflexión, y consenso. Los valores guían las acciones y las prácticas educativas. Los valores son la base de todas las actuaciones y planes de acción, de todas las prácticas en las escuelas y de todas las políticas que modelan las prácticas. La Acogida en el Índice de InclusiónDado que uno de los aspectos clave de las escuelas inclusivas es formar comunidad, trataremos de ver cómo se puede hacer efectiva la misma, a través de una revisión de los del Índice para la Inclusión. Como se ha dicho anteriormente en el apartado de los valores, un objetivo fundamental de las escuelas es crear comunidades de aprendizaje. Recordamos que las tres dimensiones que se trabajan a través de dicho instrumento son: Culturas, Políticas y Prácticas inclusivas. La dimensión, Culturas, se centra en crear una comunidad segura, acogedora, colaboradora y estimulante en la que cada uno es valorado, como el fundamento primordial para que todo el alumnado alcance los mayores niveles de logro. Pretende desarrollar valores inclusivos, compartidos por el profesorado, el alumnado, los miembros del consejo escolar y las familias, que se transmitan a todos los nuevos miembros del centro educativo. Se muestran algunos indicadores, así como los interrogantes que sirven para evaluar los centros. Indicador A. 1.1.Todo el mundo merece sentirse acogido La dimensión Políticas, se centra en asegurar la inclusión en la escuela, impregnando su organización de esa inclusiva con la finalidad de mejorar el aprendizaje y la participación de todo el alumnado. Uno de sus indicadores, el B.1.5. reflexiona ampliamente sobre el tema que estamos desarrollando. B.1.5. Cuando el alumno accede al centro por primera vez le ayuda a adaptarse. Aunque en la dimensión Prácticas inclusivas no existe ningún indicador que de forma expresa se refiera al tratamiento de la acogida, cabe señalar que en la revisión de los mismos se observa la importancia que tiene cada uno de los alumnos no sólo en el proceso de enseñanza-aprendizaje sino también en toda la dinámica del centro: relaciones, decisiones, participación y colaboración. En el Índice se recogen elementos de relacionados con las maneras que la escuela tiene para acoger a los distintos miembros de la comunidad: padres, profesores y otro personal de la escuela. LA ESCUELA INCLUSIVA, EL ESPACIO EDUCATIVO PARA TODOSIncluir un quehacer de la Educación, orientado por sus finalidades, por los valores sociales y culturales. Como finalidad y como valor constituye un ideal a alcanzar, a conquistar. La Educación Inclusiva significa educar en y para la diversidad, ya que responde a las necesidades de todos y cada uno de los alumnos, según la diversidad de culturas, de raza, de religión, de género, nivel socio-económico, etc., a la diversidad de capacidades entre los alumnos, apuntando a la formación y el desarrollo armonioso e integral de todos, en un ámbito diverso y heterogéneo. Tiene por finalidad educar en y para los valores, en tanto apunta al desarrollo de los valores de respeto, de solidaridad, de justicia y de equidad, desde la vivencia y el ejercicio de estos valores en la escuela común y el aula común. En este sentido, es la Educación que responde a un proyecto de Sociedad Inclusiva, más justa y solidaria, que reconoce la ciudadanía plena para todos sus miembros. La Educación Inclusiva transforma la escuela común en una Escuela Inclusiva y al aula común en un Aula Inclusiva, donde todos los alumnos pertenecen, están juntos y comparten los mismos horarios, pueden aprender y apropiarse del currículum común diversificado. El Aula Inclusiva es la unidad básica de la Escuela Inclusiva, constituida en forma heterogénea, donde se valora la diversidad y se ofrece a todos los alumnos mayores oportunidades de aprendizaje y se promueve un trabajo solidario y cooperativo entre todos. La Educación Inclusiva, a más de un ideal a alcanzar, es una realidad. En algunos lugares es una realidad aún en construcción y, en otros, es una realidad negada o tergiversada. Es así una realidad presente o ausente en la medida en que se manifiesta o se oculta, en tanto se puede visualizar, o no, en las prácticas educativas cotidianas. La Educación Inclusiva necesita hacer visible lo invisible, necesita ser comprendida y construida sobre bases firmes y hacia un rumbo claro para evitar estos sin-sentidos. Y es responsabilidad de todos: gobierno, comunidad, escuelas, directivos, profesionales, docentes, familias y personas con necesidades especiales. Es fundamental reencaminar las prácticas actuales para que: La escuela comience a reconstruirse como Escuela Inclusiva, que educa en y para la diversidad de alumnos, según un Proyecto Educativo Institucional Inclusivo, elaborado participativamente, desarrollado en una práctica comprometida y bajo un liderazgo directivo consistente, y evaluado para su mejoramiento continuo. Las familias brinden oportunidades de inclusión en diversos ámbitos y confíe en las posibilidades de sus hijos. Se trabaje en colaboración entre familia- escuela–apoyos. Se constituyan equipos de apoyo interdisciplinario a la inclusión, diversificando miradas, para asesorar, orientar y colaborar en la diversificación del currículum y en la búsqueda permanente de estrategias pedagógico-didácticas, sobre la base de una evaluación contextual del Aula Inclusiva. La acción del equipo de apoyo debe ser principalmente indirecta respecto al alumno incluido. Implementar una Educación Inclusiva de calidad, que sea un derecho y un deber ejercido por todos, es concretar una nueva forma de educación general trasformada, enriquecida. No es una tarea sencilla, pero es indispensable para el crecimiento de la comunidad educativa, de la sociedad. Además, es una tarea posible ya que es una realidad perfectible en muchas escuelas y comunidades, y porque contamos con una gran fortaleza: una continua preocupación por educación. El ideal, el valor de la Inclusión nos permite ver lo que nos falta, evaluar los desvíos para reencaminarnos, reflexionar sobre lo que debemos mejorar de nuestra realidad. Nos marca el rumbo a seguir. Escuela Inclusiva es aquella, que ofrece a todos sus alumnos las oportunidades educativas y las ayudas (curriculares, personales, materiales) necesarias para su progreso académico y personal; se trata en esencia de una filosofía de valores. En la inclusión, las necesidades de todos y cada uno de los miembros de la comunidad educativa se convierten en necesidades de la escuela, y se opta por un proyecto común, al tiempo que se adopta una serie de valores y actitudes que van cuajando en una cultura común de apoyo mutuo, de modo que todos puedan sentirse valorados y aceptados como pertenecientes a una única comunidad y valiosos para la misma. La inclusión transciende el ámbito de la escuela y de la educación porque supone un pensamiento social transformador, llegando a constituir una verdadera filosofía de la inclusión. La inclusión tiene relación con el desarrollo de sociedades que acogen la diversidad, desde este punto de vista la Educación Inclusiva propone una ética basada en la participación activa, social y democrática y, sobre todo, en la igualdad de oportunidades; es decir, la Educación Inclusiva forma parte de un proceso de inclusión social más amplio. Es justo reconocer que el movimiento a favor de la inclusión va más allá del ámbito educativo y se manifiesta también con fuerza en otros sectores como el laboral, el de la salud, el de la participación social, etc, es decir, la preocupación en torno a la inclusión apunta claramente a todas las esferas que de algún modo tienen que ver con la calidad de vida de las personas. La inclusión se presenta como un derecho humano, por lo que se trata de un objetivo prioritario a todos los niveles y que, además, se dirige a todos los alumnos y a todas las personas, pues la heterogeneidad es entendida como normal y se basa en un modelo sociocomunitario en el que el centro educativo y la comunidad escolar están fuertemente implicados, conduciendo al mejoramiento de la calidad educativa en su conjunto y para todos los alumnos. Se trata de una organización en sí misma inclusiva, en la que todos sus miembros están capacitados para atender la diversidad. También propone un currículo común para todos en el que implícitamente vayan incorporadas esas adaptaciones. El currículo no debe entenderse como la posibilidad de que cada alumno aprenda cosas diferentes, sino más bien que las aprenda de diferente manera. La inclusión supone un sistema único para todos, lo que implica diseñar el currículo, las metodologías empleadas, los sistemas de enseñanza, la infraestructura y las organizacionales del sistema educacional de modo que se adapten a la diversidad de la totalidad de la población escolar. En este contexto, la escuela inclusiva se concibe como una comunidad educativa que se empeña en la construcción de un proyecto común. Esta construcción supone un largo camino de profunda transformación. Transformación que se manifiesta, fundamentalmente, en un proceso de reorganización interna de la escuela, en un proceso de incremento de la participación de los miembros de la comunidad en las prácticas educativas y sociales, en el establecimiento de redes de apoyo, acciones todas encaminadas a lograr simultáneamente el proceso de inclusión y el proceso de reducción de la exclusión al mínimo. Principios y valores de la educación inclusivaLa educación inclusiva es aquella que tiene en cuenta principios y valores. Tenemos tres principios importantes, una de ellas es la igualdad, es decir que todos los estudiantes deben tener las mismas oportunidades y el mismo trato no sólo en el tema de la educación sino también ayudarlo a integrarse en una sociedad. Estos principios y valores que nos muestran son muy importantes para la educación, pero mucho más para el estudiante, pero al observar la realidad nos damos cuenta que esto no se cumple, es todo lo contrario, ya que se establece un trato discriminatorio. Los maestros debemos practicar la inclusión para crear en la escuela un ambiente agradable y para eso debemos ser tolerantes, respetarlos, aceptarlos como son e identificarnos con nuestros alumnos, sin hacer ningún tipo de diferencia entre ellos ya sea por algún defecto o característica que no nos parezca agradable. Es muy importante ya que depende de nosotras que el niño se integre adecuadamente a la escuela y a la sociedad. Principios de la Educación inclusiva: Valores de la inclusión educativa: En el aula o escuela inclusiva debe estar presente la práctica de valores, desarrollando así el aspecto humanístico de nuestros alumnos. Se deben desarrollar los siguientes valores con mayor énfasis: En los últimos años la solidaridad, la igualdad, el respeto y la tolerancia se han convertido en exigencias de la sociedad actual en las diversas reformas educativas. Estos valores han sido incorporados al currículo vigente como temas transversales, en el entendido que cada contenido tradicional si no es planteado desde una dimensión de la igualdad, no expresan una educación integral, inclusiva y de calidad. La solidaridad se define como el valor que muestra a una persona unida a otras o grupos, compartiendo sus intereses y sus necesidades. El valor, es un concepto más amplio que el de actitud, porque sobre un mismo valor se fundamentan varias actitudes. La tolerancia consiste en el reconocimiento de los derechos y la identidad de las demás personas. Educar para la tolerancia es fundamentarse en el respeto a la dignidad humana y a la integridad de los seres humanos. Con la práctica de la tolerancia se hace posible la construcción de una cultura de paz a través del desarrollo de los valores democráticos y del respeto a los derechos humanos, ya que esta es la actitud de admitir otras maneras de pensar o actuar distinta a la propia. Elementos clave que definen la inclusión educativaLos elementos clave que pueden definir la inclusión en educación son los siguientes: un proceso, la participación, los grupos o individuos con riesgo de exclusión, la modificación de culturas y las relaciones entre escuela y sociedad. Para crear contextos inclusivos y desarrollar prácticas inclusivas en las escuelas se deberán tener en cuenta ciertos aspectos que pueden ser útiles para aquellos profesionales que trabajen en centros interesados en formular estrategias y metodologías inclusivas. Estos aspectos son los que se señalan a continuación: Con la aplicación de todos estos factores se podrá crear una cultura escolar que se preocupe en desarrollar modalidades de trabajo que tiendan a reducir las barreras a la participación experimentadas por el alumnado, y así se podrán realizar más prácticas educativas inclusivas. La Educación Inclusiva rechaza cualquier tipo de política, cultura y práctica educativa que promueven cualquier tipo de exclusión. Los problemas que se pueden encontrar en el desarrollo de la Educación Inclusiva, no depende en principio de las características de los alumnos, sino que fundamentalmente van a depender de cada sociedad y estado, de su política, filosofía, sociedad, educación y financiación. Situarse del lado de la inclusión exige desafiar y combatir la exclusión, esta lucha contra la exclusión no es igual en todas partes. Tiene metas, objetivos e intensidad diferente en distintos ámbitos según el grado y nivel de desarrollo social, económico y educativo alcanzado en cada país o región. Las claves más importantes para implementar procesos educativos inclusivosExternas: Internas: La apropiación del cambio, de su idea y significado sobre la Educación Inclusiva y el concepto de diversidad. Analizando la realidad de la escuela, estableciendo prioridades y necesidades, suprimiendo barreras que impidan la participación, reflexionando sobre el ideario del centro, sobre su presente y futuro, etc. El liderazgo transformador consensuado y compartido. Estableciendo una visión clara y singular de la propi escuela, buscando formas de conseguir consenso, animando al profesorado a participar en las tareas de liderazgo, etc. La participación e implicación de todos los miembros de la comunidad educativa en la gestión, panificación y desarrollo del proyecto educativo de la escuela. Creando y desarrollando actividades para implicar al alumnado, a los padres y a los profesionales, facilitando un clima de apertura y participación para todos, creando una visión de futuro institucional compartido, etc. Internas del aula: Los valores que propugna la escuela inclusiva resultan de gran importancia en el mundo actual: la aceptación, la consideración de ser comunidad de aprendizaje, el sentido de pertenencia a la misma, las y la valoración de la diversidad. La inclusión es un enfoque holístico que tiene que impregnar a la comunidad educativa al completo: al alumnado, al personal docente, a las familias y a la comunidad local. Esta visión amplia de la educación ha de orientarse a partir de tres dimensiones de la experiencia educativa: las prácticas escolares, las culturas y las políticas. (责任编辑:) |